Carol (el precio de la sal)

Patricia Highsmith fue una famosa novelista Americana mejor conocida por sus trabajos de suspense, muchos de los cuales han sido adaptados a películas.

Nació en Fort Worth, Texas, en 1921. Cuando tenía solo seis años se mudó a Nueva York, donde posteriormente se graduó de la Universidad Barnard en 1942.

En su último año universitario decidió convertirse en escritora y publicó su primer novela después de graduarse, Extraños en un tren (Strangers on a Train) que años después, en 1951, se convirtió en una famosa película dirigida por Alfred Hitchcock.

Patricia Highsmith continuó escribiendo historias cortas, algunas cómicas, muchas de ellas macabras, satíricas o con humor negro. También escribió novelas de suspense al igual que diarios, con los cuales ganó varios premios.

En 1995, residía en East Anglia cuando murió de leucemia. Todo su trabajo se conserva en los Archivos Literarios Suizos en Bern, y su última novela ‘Small g: a Summer Idyll’, fue publicada un mes después de su muerte.

Puede que la historia de Patricia Highsmith sobre una obsesión romántica sea una de las novelas del siglo veinte más importantes pero menos conocidas.

En ella nos cuenta la historia de Therese Belivet, quien es una asistente de ventas ordinaria que trabaja en una tienda de un centro comercial de Nueva York. Su salvación llega un día con Carol Aird, una hermosa y seductora mujer suburbana, que está pasando por un divorcio y una batalla de custodia por su única hija.

Después de su primera publicación, el libro se convirtió prontamente en un clásico de culto entre las lesbianas, y es fácil ver por qué, es imposible soltarlo.

Es una novela original y honesta que puede que sorprenda a los fans de Highsmith y que deleitará a aquellos que apenas están descubriendo su trabajo. Y, sorprendentemente, tiene un final feliz.

Es uno de esos libros que te dejan pensando. No importa la idea que existe de que Patricia Highsmith era una mujer “sin amor e imposible de amar”, Carol tiene una honestidad emocional que es exquisita y devastadora.

Lo primero que uno tiene que considerar sobre este libro está en realidad incluido en el epílogo escrito por la autora.

Es triste pensar que fue metido en una caja con el nombre de “romance lésbico” y solo acumuló polvo durante más de cincuenta años.

El hecho de que la autora tuviera que publicarlo con un pseudónimo muestra lo arriesgado que era escribir una historia de amor lésbico. Imagina el revuelo que debió haber causado en esa época.

Este libro tenía todos los ingredientes para una lectura que engancha. Aunque no es largo, avanza lentamente, ya que fue concebido para ser saboreado, no devorado.

No es un libro que salte de un punto de acción a otro. Es un estudio de personajes que se desenvuelve lenta y gradualmente. Quizás la energía transformadora principal de la novela es la razón por la que tantos se apresuraron a meterla en una caja con una etiqueta despectiva y guardarla fuera de nuestro alcance.

El precio de la Sal toca diversos temas, desde amor prohibido, drama, humor y atisbos de un tiempo que ya pasó.

Hay una cosa sobre este libro que encontrarás extremadamente interesante. Usualmente, cuando estás leyendo una novela sobre una pareja romántica, terminas enamorandote de ambos personajes.

Carol (El Precio de la Sal) es diferente, es una hermosa historia que te envolverá en un gentil abrazo de principio a final. Cuando termines la historia, te encontrarás sonriendo y sintiéndote feliz por ellas.

La prosa de Highsmith es simple, pero resalta los momentos más pequeños con afiladas observaciones.

Si no te son familiares las historias sobre amor gay o lésbico, este libro es una pequeña muestra de cómo era la vida para los hombres y mujeres durante aquel período y de algunas de las opiniones que prevalecen aún actualmente hacia aquellos que se identifican como gays o lesbianas.

Los resultados son hermosos y gentiles, e incluso cómicos en ocasiones, Therese y Carol son además altamente poco convencionales, y esto mejora la historia infinitamente.

Y si a esto le sumamos la melodramática angustia de las interrupciones, el anhelo de poder tocar las manos de la persona que quieres, la emoción de encontrarse por primera vez, o nuevamente…

Pero no quiero revelar mucho, porque te estaría quitando la oportunidad de descubrir todo este maravilloso mundo por ti misma.